Hijo del sacerdote Zacarías y de su esposa Isabel (Lucas 1:5), Juan el Bautista es considerado el precursor de Jesucristo.
Según Lucas 3:1-3, Juan comenzó a predicar y a bautizar en el desierto «el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba Judea, cuando Herodes era tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, en tiempo del sumo sacerdote Anás y Caifás».
Tiberio sucedió a Augusto el 19 de agosto del año 767 (año 13 d. C.) de la fundación de Roma. Lucas pudo contabilizar los años siguiendo el calendario sirio, que inicia el año 1 de octubre, o bien el calendario romano, que comienza en enero, por lo cual no sabemos si tuvo en cuenta el primer año de la sucesión. Así, la fecha aproximada del inicio de la actividad del Bautista estaría en torno al año 28 de nuestra era.
Juan Bautista se definió a sí mismo como «voz que clama en el desierto: "rectificad los caminos del Señor"» (Juan 1:23), con lo cual cumplía expresamente una profecía de Isaías (Mateo 3:1-4, Lucas 3:4-6, Isaías 40:3-5). Marcos 1:1-4 une a ésta el cumplimiento de otra profecía, de Malaquias 3:1. Esta misma misión general, cumplir unidas ambas profecías, vista como una, fue definida en general por los esenios para ellos mismos, según la Regla de la Comunidad (1QS VIII 13-14; 4Q259 III 3-6), encontrada entre los Manuscritos del Mar Muerto y datada entre los años 100 y 75 a. C. También la liturgia bautismal esenia (4Q14) pudo haber servido de inspiración a Juan.
La diferencia entre el ministerio general de los esenios
y el de Juan estriba en que aquellos enfatizaban en el estudio de la Ley, y en
general de las Escrituras, y Juan en la predicación y bautismo para la
conversión del pueblo. Según los Evangelios, bautizó también a Jesús en el río
Jordán (Lucas 3:21-22, Marcos 1:9-11)y lo reconoció como Mesías (Juan 1:25-34,
Mateo 3:13-17). Ese momento supuso el inicio de la actividad mesiánica de
Jesús. Algunos autores señalan que sería más bien el arresto de Juan por parte
de Herodes Antipas el comienzo de la vida pública de Jesús (Marcos 1:14).
Poco después (antes de la muerte de Jesús hacia el 30),
fue encarcelado y decapitado por orden de Herodes Antipas en la fortaleza de
Maqueronte. Este dato es mencionado tanto por Flavio Josefo (Ant., XVIII, v, 2)
como por los Evangelios de Marcos 6:16-29 y Mateo 14:3-12.
Juan dudó de Jesucristo a pesar de haberlo reconocido
como el Cordero de Dios, pero estando en la cárcel envió mensajeros para
asegurarse de que Jesús era realmente el Mesías esperado, Mateo 11:2-4 "Y
al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus
discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos
a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que
oís y veis". Juan el Bautista es considerado por Jesús como el más grande
entre los hombres, aunque el más chico en el reino de los cielos es mayor que
él, Mateo 11:11 "De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha
levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de
los cielos, mayor es que él".
La Iglesia católica celebra su fiesta principal el 24 de
junio (seis meses antes de Navidad, ya que el Evangelio cuenta que su madre
Isabel estaba de seis meses cuando el ángel anunció a la prima de ésta, María,
que sería madre del Mesías). El 29 de agosto se conmemora su decapitación
(Degollación de san Juan Bautista).
San Juan Bautista es uno de los santos más celebrados de
Europa, siendo patrón de Florencia, Badajoz, Chiclana de la Frontera, Albacete,
Telde y Arucas en Gran Canaria y Puerto Rico, además de serlo de los monjes
Cartujos y de la Orden de Malta. La noche del 23 de junio (víspera del día de
su fiesta) se realizan las famosas hogueras de san Juan, entre las que destacan
las de Alicante declarada de Interés Turístico Internacional y las de La
Coruña, declarada ésta de Interés Turístico Nacional.
Según Lucas (1:59-60)
Isabel y Zacarías circuncidaron a su hijo a los ocho días siguiendo el precepto
que Yavé mandara a Abrahán (Gén 17, 11-12). Los sacerdotes católicos
practicarían el rito del bautismo siguiendo el prototipo de Juan el Bautista,
aunque sin aplicar el mandato de Yavé de la circuncisión. También, según Mateo
(3:6), las gentes confesaban a Juan sus pecados y Juan las bautizaba mientras
en el rito católico el bautismo y la confesión son independientes.
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